viernes, 28 de octubre de 2016

SUSANA ALONSO MANGAS,MISIONERA TERESIANA EN ECUADOR

Carta a Pedro Tardón. Delegado de Misiones de Asturias


Mi querido amigo:
Esta mañana, cayendo un fuerte aguacero, de esos que hacen cortina de agua, ¡por suerte estaba bien cobijada!, recordé que tengo una deuda en este MES MISIONERO. A decir verdad “varias deudas”… En primer lugar con Dios que me ha regalado esta vocación misionera teresiana,   que me abraza misericordiosamente en mis torpezas y debilidades haciéndome tan feliz en el seguimiento a su Hijo Jesús, en medio de este contexto (¡tan rico y tan pobre!) de selva tropical amazónica ecuatoriana frontera con Colombia, entre poblaciones  campesinas e indígenas de las que cada día aprendo tanto. En segundo lugar a mi familia de la que he recibido y recibo tantos gestos de cariño, respeto y apoyo en esta mi “locurina” e inusual vocación misionera. Por otro lado siempre me he sentido enviada desde mi iglesia local de Asturias, en concreto de las comunidades parroquiales y los colegios  donde conocí y aprendí a amar a Jesús y a su Madre María, ¡la Virgen de Covadonga!, sí  esa:¡La Santina!, y mi familia religiosa: la Compañía de Santa Teresa de Jesús.


Ahora  a mis 55 años sé que esta felicidad que vivo es fruto de ser fiel a la llamada de dar gratis lo que gratis he recibido, por ello me dedico a “hacer conocer y amar a Jesús” en estos recintos alejados, olvidados, pobres y sencillos donde la solidaridad hace el milagro cada día de sentir que todas las personas somos familia, que tenemos la dignidad de ser hechos a imagen y semejanza de Dios, ¡que nos habita!.. Por ello Nada de lo humano nos es ajeno. Como misionera lejos de mi “tierrina” no me he sentido sola, sufro y gozo con las penas y alegrías de la gente, ¡de esta gente! con la que camino y comparto tierra, techo, mesa y Eucaristía, luchas sociales, y  Palabra de Dios que nos conforta,  nos ilumina y  lleva a Jesús.

Estoy agradecida también a tantas personas que,  me ayudan y nos ayudan, con su oración y  con su aporte económico, a pesar de la crisis… A través de ti quiero hacerles llegar este ¡GRACIAS! Porque el ser Iglesia es sentir que somos FAMILIA, que todos estamos llamados a ser MISIONEROS en nuestro propio ambiente o fuera de él, y esta es la VOCACIÓN que hemos de recordarnos: NO HAY MISIÓN SIN MISIONEROS, La Misión… es la gran Obra de Misericordia. Estamos llamados a una nueva “salida misionera”  y a cuidar nuestra Casa Común. Que El Señor nos ayude, bendiga y acompañe en esta misión. Con cariño. Susana